miércoles, enero 26, 2005

El Angel de la Guerra

Era la media noche de un día que había sido especialmente frío del invierno de 1944.

El soldado raso John Malarky de la 89 División Aerotransportada del Ejercito de Estados Unidos se encontraba apostado en su hoyo de tirador a las afueras del pequeño pueblo de Toul, en Francia, esperando el siguiente ataque de las unidades alemanas de las SS apostadas al otro lado de la carretera que conducía al municipio, y que dominaban a su vez un risco cercano en el cual tenían, apuntando hacia el pueblo, un cañón de 205 mm, que tenia en jaque a toda la fuerza aliada que se encontraba en la población.

Sobre la 1 de la mañana, a tan solo 30 minutos de terminar su guardia esa gélida noche, Malarky escucho un ruido a sus espaldas, cogió con manos temblorosas por el frío y el nerviosismo su M-1 y se volvió, a la vez que cargaba su arma, apuntando seguidamente a la nada.

Tras unos segundos de tensa espera, logro distinguir entre las sombras una figura delgada, alta y esbelta, que se deslizaba con gran rapidez, a pesar del terreno angosto y la oscuridad, como si conociera ya el terreno que pisaba. Malarky apunto con su arma hacia aquella figura, dando el alto en francés a continuación, sin obtener ninguna respuesta. Se incorporo, perdiendo así el amparo que le ofrecía el agujero donde se encontraba y tras dar unos pasos en la tinieblas se encontró de cara con una hermosa mujer de cabello largo, y facciones suaves, que portaba entre sus brazos un pequeño cuenco tapado, el cual entrego a Malarky sin decir ninguna palabra ni hacer ningún gesto.

Malarky bajo la vista y destapo el cuenco, comprobando su interior, viendo que contenía un caldo con fideos y garbanzos fríos, volvió a tapar el cuenco, levanto la vista para agradecerle a la joven el gesto, y con gran sorpresa vio que la misteriosa mujer había desaparecido sin producir ningún sonido, nada, como un fantasma. Sin mas volvió a la seguridad del hoyo, con el cuenco en una mano y el M-1 en la otra, sin preguntarse nada.

A la mañana siguiente, Malarky, estaba junto al jeep al que estaba a punto de subir para dirigirse al Cuartel General del Regimiento situado en el pueblo de Etain, cuando un ruido a su espalda le llamo la atención, se dirigió hacia donde procedía el sonido y nada mas doblar la esquina de la calle de donde provenía el ruido, un proyectil de 205 mm proveniente del cañón que las SS tenían apostado a las afueras de la población voló el jeep que tenia pensado usar.

La explosión le hizo caer al suelo, alzo la vista, y esta se poso en una joven, la misma joven que la noche pasada le llevo un cuenco de comida a la línea de frente, pero se dio cuenta de algo, de algo que la noche no le dejo ver, que le dejo atónito, no tenia piernas, levitaba ante sus ojos, y sin poder dirigir palabra ni hacer movimiento alguno a causa de la detonación, ella se esfumo ante sus ojos.

Meses después, todavía postrado en la cama de un hospital de Londres, desde el mismo día en que sufrió el estallido de la bomba alemana, parapléjico desde la cintura hacia abajo, día tras día, noche tras noche, solo se preguntaba si volvería a ver a su ángel de la guardia, para ayudarle una vez mas.