Medico de Familia
Tras haber sufrido una cornada en lo mas hondo de tu corazón, la mente pone instantáneamente en marcha los resortes de su maquinaria para auxiliar, a semejanza de un medico de familia, al alma herida.En estos casos una de las mejores medicinas es la de dar oídos a los lamentos del paciente, al mismo tiempo que aconsejarle, reconvenirle e intentar recapacitar con el sobre la experiencia vivida y sus consecuencias posteriores, intentando de esta forma abrirle los ojos para el mañana.
Otra técnica muy usada, y que es profundamente apreciada, es la de pedir un segundo dictamen, cuyas conclusiones son expuestas posteriormente al paciente, y que provocan una mejoría en el estado del enfermo, pero que dura poco tiempo, ya que una vez vuelve a situarse ante los demás, con mas ganas que nunca, y con el firme propósito de superarse aun mas a si mismo, se da cuenta de la cruel realidad, lo que provoca un hundimiento aun mayor en la ciénaga de la soledad.
Pero bueno, así es esta vida y sociedad que nos ha tocado vivir, que aunque pruebes a superarte a ti mismo, sientes impotencia y ganas de llorar al notar que aunque lo haces con todas tus fuerzas sigan sin fijarte en ti.
Parafraseando a Ana Frank, una persona puede sentirse sola, aún cuando mucha gente la quiera, y es como mi corazón se siente a diario.
Al mismo tiempo solo se necesita un minuto para fijarse en alguien especial, una hora para que te guste y un día para quererla, pero necesitas toda una vida para olvidarla, e intentar que dicha persona te corresponda, es como estar corriendo tras el viento.
Al final, la lección que la cabeza le enseña al corazón, es la de que mientras el alma tímida reflexiona, la valiente va, triunfa y vuelve.
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